sábado, 11 de junio de 2011

UGT- sección-. Una puerta entre varias - 24 de maio 2011

UGT- sección-. Una puerta entre varias - 24 de maio 2011

Serán las 10 o las 9.30 de la mañana. Demos marcha atrás en el tiempo. Es otra vez el día 24 de maio, y no llueve en el centro de Galicia, en las calles de la ciudad y las "bisbarras" de Santiago.

Detrás de una puerta entre varias, unas cuatro personas ocupadas. Son "sindicalistas", no están en huelga, trabajan hoy también como todos los días.

Sin embargo, no es un día cualquiera. Y no por la cercanía de las últimas elecciones municipales en Galicia, que han acabado hace apenas dos días, sino porque es sólo la novena jornada desde el 15 de mayo 2011. En la gran plaza de Obradoiro, a unas tres o cuatro "carreiriñas dun can" (nebulosa medida espacio temporal empleada hace décadas por mi abuelo), pasada la elevación mágica de Santa Susana, donde los últimos restos de la carballeira compostelana coronan la Alameda, en el interior del ampuloso Paseo de los Leones, pasada también la Porta Faxeira y las rúas, las tiendas de los acampados descansan aún en la tranquilidad dormida de la gran explanada, acallados ya los rugidos amenazantes de los grandes camiones de basura y limpieza municipal que siempre turban sus sueños, los resonares inquietantes de la gran Berenguela en la Torre del Reloj catedralicia que siempre les despiertan en las horas oscuras.

Aquí, unas tres o cuatro "carreiriñas dun can" en dirección sur y cuesta abajo, en el bajo de este edificio de cuatro plantas y "faiado" que fue blanco desconchado y ahora es de liso color crema, a la última moda de los decoradores urbanos, me encuentro puertas abiertas y habitaciones desiertas de personas a estas horas hasta llegar al azar a mi destino: UGT, pone en grandes letras en la última puerta del pasillo. Llamo. Entro. Pregunto. Explico a lo que vengo. Y estos fueron entonces los resultados, que publico con el consentimiento de los entrevistados.

El primero (bien vestido, fumador, varón, si yo coincidiese en una manifestación con él pensaría: periodista, profesor, "secreta" culto o lo que es, sindicalista liberado), quiere ante todo afirmar lo siguiente:

- A él, de todo corazón y personalmente, le gustaría que "los sindicatos y partidos políticos se autofinanciaran por las cuotas de sus afiliados, no por las subvenciones" del dinero público.

Esto, como todos sabemos, no es lo que sucede en los sindicatos mayoritarios, los que ostentan o consiguen representación en las "mesas de negociación" colectiva. Tampoco, claro está, en la actual Unión General de Trabajadores. Han pasado muchas décadas desde que esto fue así. La Constitución de 1977, actualmente vigente todavía, con sus múltiples extensiones y apaños y ulteriores anexos, reconoce el derecho de los trabajadores a funcionar sindicadamente, y por tanto su funcionamiento, como el de otros servicios que pretenden cubrir derechos fundamentales del ciudadano de este país, corre parcial o íntegramente, según los casos, a cuenta de las arcas del estado.

No pretendo entrar en valoraciones, sino seguir indagando. Todos los aquí presentes, explícita o implícitamente, afirman también que "simpatizan y se solidarizan" con el que la prensa escrita convencional que he podido consultar estos días en Galicia denomina el "movimiento juvenil de calle", etiqueta que la siguiente persona que quiso hablar (mujer, entre los cuarenta y los cincuenta, rostro claro, pelo corto aunque fuese largo, aspecto que me resulta familiar, otra a la que le gusta hablar) se apresura a negar.

Más propiamente, opinan los dos que hablan, y cabecean afirmando los dos que escuchan, y sigue a lo suyo el que tiene cascos y se abstrae de lo que sucede a su alrededor en un inevitable curso on-line, habría que denominarle "movimiento 15 de mayo" o "movimiento Ni-ni..."

Pregunto, aunque ya lo intuyo, que significa ésta última expresión: fue el pareado más coreado en la última manifestación multitudinaria convocada por la plataforma ciudadana Nunca Máis en Galicia, celebrada en Obradoiro también, y la vasta plaza repleta de gente no tembló, como tampoco lo hace hoy bajo las tiendas modelo iglú de los acampados aún dormidos o reposando, al escuchar aquel grito colectivo de "nin PSOE nin PP", cuando al calor de la marea negra del Prestige y de las evidentes mentiras y falsedades de los medios de comunicación y los llamados "principales líderes políticos" se cantó tantas veces, entre bote y bote del 2002, que: "¡PSOE, PP, a mesma merda é!".

Han pasado unos pocos años desde entonces. Cuando llegue a pasar el día entre las rúas de la "parte vieja" compostelana, no veré ni una camiseta de "Nunca Máis". No estarán allí los que entonces se hicieron portavoces y acabaron en las cuadras de PRISA como presentadores televisivos y articulistas de "El País".

Sin embargo, flota aún, como un barco fantasma, la silueta de aquella multitud en los mares de piedra de la mayor plaza galaica. Como un "pailebote" de Manoel Antonio, me parece aún sentirla vibrar e imaginar en la cuerda floja del horizonte este día de mayo, aunque al parecer desde 2003 se extinguiera su estela, dejando quizás un mar de desconfianzas y aprendizajes para los que vinieran luego, decididos acaso a escarmentar en ejemplo ajeno.

Dicen que no tiene portavoces ni representantes este "movimiento" del que hablamos. Seguiré traduciendo, de mi lengua materna y paterna al castellano o español estándar, más frases y expresiones que entrecomillo sabiendo que, al traducirlas o simplemente al copiarlas, quizás ya no son ciertas. Tal vez nunca lo fueron. Tal vez sí.

Ella, la siguiente que quiso hablar, aportó algo que menciono empleando los versos de una canción de Silvio Rodríguez: "con diez años de menos qué feliz, y qué descamisado el tono de decir, cada palabra desatando un temporal, y en lo que fuera la etiqueta ocasional...."

Es decir, si fuera más joven se habría ido a la plaza con el resto de los acampados. ¡Vaya!, pienso para mis adentros.

Esta gente tiene capacidad de análisis. Y lo que dicen me parece fascinante. Afirman que su solidaridad y especialmente su "gran simpatía" hacia este "movemento" es por ser "asambleario y sin líderes", lo que según ellos, es al mismo tiempo "su mayor dificultad y su mayor virtud".

Es decir, lo que lo hace difícil es también lo que lo hace hermoso, diría la máxima griega "jalepá tá kalá".

Además, opinan que es la propia "caducidad del sistema" capitalista lo que ha provocado la eclosión de movilizaciones de mayo.

No me extraña que lo digan; si esto es la UGT, aquí deberían ¿no? ser algo así como marxistas.

No hay acuerdo ni definición clara de más puntos, aunque sí algo más de charla. Pero los minutos pasan y ellos tienen que seguir trabajando.

Al salir, yo me pregunto: ¿tienen, tenían de verdad que hacerlo?; ¿deberían ponerse en huelga, irse a la calle, ondear otros estandartes que el de la necesaria eficiencia o al menos el de la mínima eficacia? No lo sé. Es, evidentemente, asunto suyo. Esa mañana de mayo de la que hablo, mientras bajo las escaleras del portal al que me refiero, todos los interrogantes parecían aún pender en el aire inocentes, ingrávidos, con inminencia aún no perentoria de decantarse.

Tristemente, sé que a veces el no tomar abiertamente partido es el mayor partido. El inmenso partido de los desmotivados. La religión sin dioses pero no sin preceptos del "quien calla asiente".

Pero intento consolarme: yo no sé qué ha pasado desde entonces. Quizás las puertas cerradas se han abierto, y aquellos que querían o quisieron de verdad hacerlo ya se han sumado. O quizás son ellos también, los invisibles, los que ninguno vemos en las plazas, quienes tienen aún la sartén por el mango y el poder real de hacer triunfar o fracasar, a la larga, la larga reivindicación de las asambleas de los acampados, como un rosario de muchas cuentas rotas, dispersas por los pueblos y ciudades.

Mientras escribo esto, y ya es 12 de junio y no he vuelto a Santiago, me pregunto qué habrá pensado UGT (sección) al enterarse de las palizas y de los robos a mano armada cometidos desde entonces, contra el derecho y la legitimidad democráticos, por las "fuerzas del orden público" en las personas y los bienes de unos evidentemente pacíficos manifestantes.

De las palizas, de las sustracciones o de las detenciones.

Del hecho de pasar a ser ¿antipático sospechoso? por pretender ser ¿simpatizante anónimo?.

Qué habrán pensado al ver cómo ya ha empezado la campaña de su demonización en los medios de comunicación públicos habituales.

Y así alguien que tiene un blog puede pasar a ser un "peligroso hacker"...

Me están entrando, lo reconozco, unas ganas enormes de intentar regresar a tocar en esa puerta y entrar, si aún me reciben, a volver a preguntarles. UGT (sección): ¿qué está pasando?

FIN.

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